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Desmitificando la Terapia Electro-convulsiva
El médico Psiquiátra de Adultos, Dr. Marcos A. Loyola Rivera, realizó una pasantía durante el 1° Semestre de 2018 en el Instituto Psiquiátrico, Dr. José Horwitz Barak y relató a través de esta publicación su experiencia en TEC.
El Médico Psiquiatra de Adultos Dr. Marcos Loyola R. finalizo su estudios de especialidad, formándose en la aplicación y ejecución del procedimiento llamado Terapia Electro-convulsiva en la Unidad de Terapia Electro-convulsiva (UTEC) del Instituto Psiquiátrico Dr. José Horwitz Barak.
En este breve artículo, explica en que consiste este procedimiento, cuáles son sus indicaciones y aclara mitos respecto a un procedimiento cuestionado por muchos.
La Terapia Electro-convulsiva (TEC) es una técnica de tratamiento con más de medio siglo de historia. Tiene más años de utilización que todos los tratamientos farmacológicos de los cuales disponemos actualmente, y se sigue utilizando por su alto grado de eficacia y seguridad, representando a la fecha una forma de tratamiento segura y efectiva para los pacientes a quienes se les aplica.
Esta terapia consiste en entregar estímulos eléctricos cerebrales, de gran utilidad para un subgrupo de nuestros pacientes que tienen patologías psiquiátricas graves que son resistentes a tratamientos farmacológicos.
Desafortunadamente es una técnica que se ha ganado una injustificada mala fama, tanto por algunos movimientos que no la consideran útil e incluso dañina, como también por una mala fama mediática, cuyo icono fue la tristemente célebre escena de la película "Atrapados sin salida" protagonizada por Jack Nicholson en el año 1975 donde se le caricaturiza como un recurso brutal.
En esa película, cuya trama transcurría en un centro psiquiátrico, se desfigura una supuesta sesión de terapia electro-convulsiva, dándose a entender que tiene una indicación con fines punitivos.
La Terapia Electro-convulsiva se realiza siempre con utilización de anestesia, relajación muscular y oxigenación, y bajo estas condiciones se aplica una serie de estímulos eléctricos de baja intensidad y pulso breve que permiten tener una alta eficacia con un perfil bajo de efectos secundarios. Hoy por hoy, la realización de la Terapia Electro-convulsiva conlleva además de la monitorización de la convulsión, el seguimiento de una serie de parámetros vitales tales como el pulso, presión arterial, saturación de oxígeno, electrocardiografía entre otros que la llevan a ser uno de los procedimientos médicos del más alto standard en la actualidad, donde sigue siendo un tratamiento muy utilizado para enfermos psiquiátricos graves o resistentes a tratamientos farmacológicos.
Dentro de las indicaciones de la Terapia Electro-convulsiva, está la Depresión grave, especialmente en el tratamiento de la depresión delirante o psicótica, pero también cuando hay riesgo suicida o hay la existencia de una inhibición o agitación motriz severas debidas al mismo cuadro indicándose generalmente cuando no hubo respuesta a psicofármacos o estos no se toleran, o en los casos en que se precise una respuesta rápida.
Tiene además como indicación los cuadros psicóticos, en especial aquellos en los que predomina la agitación o el estupor catatónico, además de trastornos afectivos bipolares, especialmente en el tratamiento de episodios maníacos graves, donde se precisa de una rápida respuesta por las dificultades de manejo de estos pacientes debido a la lenta respuesta que tienen estos a los psicofármacos.
Otra indicación fundamental son las manías o psicosis que se presentan en embarazadas, donde la terapia farmacológica es poco segura para el feto. En estos casos es considerada una terapia de primera línea.
Este procedimiento presenta pocas contraindicaciones, donde existen más bien situaciones de riesgo a la hora de aplicar el tratamiento. El riesgo de complicaciones y mortalidad es bajo, siempre y cuando el tratamiento se efectúe conforme a las normas establecidas, que es la forma como se realiza en la UTEC del Instituto Psiquiatrico Horwitz Barak. Estos riesgos están relacionadas con enfermedades cardiacas no controladas, enfermedades renales crónicas, enfermedades pulmonares graves, aneurismas aórticos o cerebrales entre otras, y que son siempre evaluados previos a realizar el procedimiento.
El perfil de efectos adversos es bajo. Es seguro y tiene una morbimortalidad muy baja (1:10.000 pacientes) que es solo comparable con el uso de anestesia en cirugías menores. Los efectos adversos disminuyen con la correcta aplicación del procedimiento. Desde el inicio de la aplicación de la terapia electro-convulsiva en el instituto psiquiátrico Horwitz Barak en el año1986, no se ha presentado nunca una muerte debido a este procedimiento.
Entre los efectos adversos más comunes están las cefaleas y náuseas que desaparecen en general dentro de las primeras 2 horas después de aplicado. Se puede producir confusión entre un 5-10% de pacientes, en su mayoría en pacientes que ya previamente tenían deterioros cognitivos previos. En caso de presentarse, se recupera casi siempre de forma total en un plazo de uno a seis meses después de aplicado el procedimiento.
La terapia Electro-convulsiva es un tratamiento que lleva tantos años aplicándose porque no ha habido ninguno que lo reemplace de forma satisfactoria, y es un tratamiento que nos esmeramos en defender debido a que, como profesionales de la psiquiatría, tenemos el deber de proporcionar a nuestros pacientes el mejor tratamiento posible según el conocimiento científico aceptado y conforme a los principios éticos.
En este sentido la terapia electro-convulsiva es un tratamiento altamente efectivo en el manejo de ciertas patologías psiquiátricas, siendo uno de los tratamientos mejor documentados en la medicina clínica actual, que demuestran con datos empíricos que no solo salva, sino que además mejora la calidad de vida de quienes se les indica.
Dr. Marcos A. Loyola Rivera
Médico Psiquiatra Adultos