Homenaje Póstumo a Dra. Gabriela Kunstmann Beckdorf (Q.E.P.D)
Semblanza de la Dra. Gabriela Kunstmann Beckdorf
La Dra. Gabriela Kunstmann Beckdorf, hija de Aribert y Berta, se crió con su familia en Máfil, Provincia de Valdivia, Región de los Ríos.
Ingresó a estudiar medicina en Santiago, en la Pontificia Universidad Católica, en 1965, donde fuimos compañeros de curso, titulándose a fines de 1971, para partir a especializarse en Psiquiatría en el Max Planck Institut de Munich y en el Hospital Psiquiátrico de Günzburg, donde trabajó después, así como en la Clínica Psiquiátrica de Erlangen, bajo la dirección del Profesor Emérito Lungershausen, que le tenía gran aprecio, como pude saber por él mismo cuando lo visité en 1986, a instancias de Gabriela, cuando ella ya se había venido.
Volvió a Chile: aunque le gustaba Alemania, y su trabajo allá y las ciudades y los paisajes tan cuidados, prefería la belleza agreste del sur nuestro, el querido Máfil de sus padres, donde partía para Navidad siempre. Y trabajar aquí aportando a los demás, como quiso desde niña, como hizo siempre, hasta el final de sus días.
Ingresó a trabajar en 1980 en el entonces Hospital Psiquiátrico, actual Instituto, donde mostró su capacidad, responsabilidad y amor por el trabajo bien hecho, y su ser tranquila, alegre y generosa con los pacientes y sus compañeros de trabajo, compartiendo sus conocimientos, especialmente con aquellos colegas en formación.
Tuve en ella a la mejor compañera y socia en el Hogar y Taller Protegido para pacientes esquizofrénicos que sostuvimos desde 1975 a 1990, y donde su sensatez y sabiduría-expresada muchas veces en sentencias que traducía del alemán-ponían las palabras justas, y nos ayudaron a todos siempre.
Cuidó siempre a su familia; a sus padres, su hermano Joaquín; a sus hijos: Carlos y los mellizos Juan Pablo y Alejandra. Y sus cinco nietos fueron motivo de muchas alegrías para ella.
Trabajó siempre, con gran amor por los demás, aún en condiciones que le exigían desgaste y pudieran ponerla en peligro, pero ella nunca tuvo miedo, siempre tuvo confianza. Su enfermedad la sorprendió trabajando, y su rápido deceso permitió que su persona y su imagen, tan queridas por tanta gente que la conoció, perduraran como esa niña, esa joven y esa mujer alegre, dulce, laboriosa y sabia que fue, quedaran así en nuestra memoria.
Dr. Patricio Olivos.
157, N° 1|2, XXXIV, 2017 PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL| Pág. 157